Hoy me he levantado con pocas ganas de ir al colegio. La
tensión y el aburrimiento imperan en la clase últimamente pero al finalizar la
jornada todo ha sido diferente. Me propuse cambiar la metodología, fuera
libros, fuera programación. Tiramos la clase por la ventana. Reto: que los
alumnos desarrollen una conversación en la que van a comprar una gominola al
carrillo de enfrente. Les pongo en situación con varios videos youtube sobre
comprar, formo grupos, distribuyen roles y se ponen manos a la obra. Con las
nuevas tablets buscan vocabulario que les hará falta, establecen quien se
encargará de preguntar precios en el carrillo y al día siguiente ensamblarán
todo lo trabajado. Por la tarde quedarán en casa de uno de ellos y grabarán con
la ayuda de un padre la conversación real.
He logrado dar la clase sin problemas de disciplinas, hasta
Pepito, el más travieso de todos, ha estado pendiente de los pasos que hay que
dar. ¡Increíble!
Un éxito estas tres sesiones. Creo que no me sorprendería si
pongo un examen del tema, seguro que
obtengo mejores resultados que si hubiera entregado una lista de vocabulario
para estudiar memorísticamente y unas cuantas actividades para completar huecos.
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