viernes, 11 de julio de 2014

La clase invertida tras la lectura de "Dale la vuelta a tu clase"

El libro mencionado hace un recorrido desde los primeros intentos de los autores de "dar la vuelta" a sus aulas hasta las mejores prácticas logradas hasta ahora. Relatan como surge la idea para dar solución a una circunstancia que les tocó vivir: muchos de sus alumnos perdían buena parte de sus clases y decidieron comenzar a grabar sus sesiones usando un programa de captura de pantalla y subiendo el resultado a la red para que los alumnos pudieran acceder a ellas. Al final terminaron accediendo a los videos alumnos que sí asistían a clases y querían reforzar lo visto e incluso alumnos de otras ciudades que empezaron a usarlos para aprender. Afirman en su libro que la "clase al revés" no existe como tal. "Dar la vuelta" a la clase tiene que ver más con un problema de mentalidad: la idea es redirigir la atención, quitársela al profesor y ponerla en el alumno y su aprendizaje.

Los docentes tienen que cambiar y el porqué porque la generación de antes no es la de ahora, ha cambiado y el papel docente ha de adaptarse: de transmisores de información a transmisores de competencias, según dice Marc Prensky en el prólogo. Los docentes de ahora somos "la última generación preinternet" y el libro impreso está perdiendo su papel central en la educación. Debemos estar abiertos a nuevas formas de aprendizaje y "transmitir su apertura a sus alumnos -y no obligarlos a que se metan en una "camisa de fuerza del pasado" porque el pasado es el prólogo.

"Uno de los desafíos de las aulas actuales consiste en adaptarse al gran abanico de habilidades que tienen los alumnos en cada clase", esto recuerda a otro importante autor, Howard Gardner y sus Inteligencias Múltiples. En la clase al revés el profesor pasa la mayor parte del tiempo ayudando a los alumnos y por tanto personalizando el aprendizaje de todos ellos, limando uno de los mayores problemas con los que nos enfrentamos hoy en día, el tema de la disciplina porque los estudiantes que suelen ser una distracción dejan de ser un problema (esto lo tengo que presenciar in situ jeje) porque se involucran activamente en su aprendizaje. Y al  hilo de esto último retoman la esencia de Benjamin Bloom con su aprendizaje para el dominio. "Este investigador sostenía que la mayoría de los alumnos pueden dominar casi cualquier contenido, si disponen del tiempo y del apoyo suficientes." Y afirman que las dificultades sobrevenidas en la éopca que apareció el aprendizaje para el dominio se solventan con el enfoque de la clase al revés y el uso de las nuevas tecnologías. 

El mayor escollo que salvar: hacer llegar los videos a alumnos sin acceso a internet y sin ordenadores, carentes por tanto de las competencias digitales adecuadas para sacar el mayor beneficio a esta forma de entender la enseñanza. Y otra pregunta que nos realizamos es cómo grabamos los videos. Jonathan y Aaron mencionan un programa de capturas de pantalla, un ordenador, una tableta gráfica con lápiz digital, un micrófono y una cámara web. Yo quizás voy buscando algo más sencillo para mi clase de 4 de primaria donde imparto ciencias en inglés y quiero hacer entretenido los videos para ello uso Powtoon.


Por otra parte la confección de videos ayuda a mejorar la figura del docente. "En esta época en la que, desde algunos sectores de la sociedad, se pone en tela de juicio la labor del personal educativo, la "clase al revés" abre las puertas del aula y permite que el público entre en ella."

Los autores de este libro alegan muchos beneficios de este tipo de enfoque, especialmente:
  • Enseña a los alumnos hacerse responsables de su propio aprendizaje.
  • Permite personalizar y diferenciar fácilmente en el aula.
  • Permite que la enseñanza directa sea asincrónica y esto hace posible diferenciar a cada alumno.
  • Convierte el aprendizaje en el centro de la clase.
  • Ofrece a los alumnos retroalimentación inmediata y reduce el papeleo de los docentes.
  • Ofrece oportunidades para la nivelación. 
Del modelo de "clase al revés" al modelo de aprendizaje para el dominio de la "clase al revés". Es tomar los principios de la clase al revés y la idea de que los alumnos alcancen una serie de objetivos a su propio ritmo. En definitiva, al abrir la puerta de un aula donde se aplica esto último encontraremos alumnos que trabajan en diferentes tareas en distintos momentos y esto es posible evidentemente gracias al uso de las nuevas tecnologías.

La evaluación. Una pieza clave es que los alumnos lleguen a conocer claramente cuáles son los objetivos de aprendizaje. Como maestros debemos formular preguntas específicas a los alumnos para así realizar evaluaciones formativas y satisfacer las necesidades individuales de aprendizaje, esto sin olvidar también exámenes generales en los que se vea el dominio de los objetivos y hagamos así evaluaciones sumativas para ver el nivel de control de los contenidos trabajados. Si no alcanzan esos objetivos lo ideal es ofrecerles nivelación.

Copio tal cual las últimas líneas del libro que me parecen de gran interés.
A los administradores les suele complacer que la "clase al revés" sea fácil de adaptar, de reproducir y de personalizar, y que no se necesite mucho dinero para implantarla. A los padres de familia les gusta el modelo porque lo ven como un método para que sus hijos aprendan de verdad, y no solo para recibir información. Por último, y lo más importante, es que a los alumnos les gusta el modelo por varias razones:
  1. Habla su mismo idioma.
  2. Les enseña a hacerse responsables de su propio aprendizaje.
  3. Es flexible y les permite trabajar a su propio ritmo.
Ambos creemos que las buenas prácticas de enseñanza tienen lugar en el contexto de una relación profesor/alumnos sana. Los estudiantes tienen que ver a los adultos como mentores y guías, y no como expertos cuyos conocimientos son inalcanzables. Y los profesores deben ver a sus alumnos no como chicos indefensos a los que hay que imponerles los conceptos "con calzador", sino como individuos únicos que requieren una educación individualizada y única. 

martes, 1 de julio de 2014

Aula de inmersión lingüística: por una integración efectiva y eficaz respetando la diversidad cultural.

Llama poderosamente la atención que al introducir en el buscador Google los términos de aula de inmersión lingüística nos direccione a la siguiente página como primer lugar http://web.educastur.princast.es/proyectos/acogida/index.php/medidas/aulas-de-inmersion y nos hablé de la existencia de seis aulas en Asturias y aquí, ciudad fronteriza, ninguna.
Pero, ¿qué es un aula de inmersión lingüística? Existen múltiples concepciones pero la más común es un aula donde los alumnos de habla no castellana están a cargo de un maestro/profesor cuyo mayor acometido es dotar al alumnado de la competencia lingüística básica en lengua castellana que le permita un mínimo de interacción social con la comunidad educativa. Por tanto, a los desconocedores de las mismas aclarar que no se trata de guetos escolares sino de constituir clases en la que los alumnos asisten durante unas horas de su jornada escolar y siempre simultaneándolo con la asistencia a sus centros de procedencia. Lo normal es que los responsables de las mismas se desplazen a los centros y allí atiendan a las necesidades de estos alumnos. La finalidad última de esta atención es trabajar con los alumnos un vocabulario básico de las áreas instrumentales que le permita acceder a las materias curriculares. En otras palabras, la creación de las mismas tiende un caracter perecedero y transitorio.
En Ceuta, con la última llegada de niños sirios y su incorporación a la vida escolar se ha realizado de una manera un tanto caótica. Para nada consideramos que se ha favorecido  las posibilidades de inclusión en la vida escolar con los medios que disponemos: aulas masificadas con alumnado de muy diversos niveles y con necesidades educativas especiales, sin la compensatoria que hasta hace poco hemos podido disfrutar y muchas veces con un profesorado que no sabe cómo atajar la situación y que lo hace de una manera intuitiva y sin una sólida formación con el continuo desasosiego e intranquilidad si las medidas tomadas son las correctas o no no sólo para integrar al alumno a la dinámica de clase y por tanto causarle la menor ansiedad posible en su incorporación a un mundo escolar que difiere en muchos casos enormemente del vivido o del que tiene un primer contacto en ese preciso instante.
Con todo ello no pretendemos que el profesorado no asuma los retos y responsabilidades que le toca al respecto pero que sí nos doten de recursos materiales (entendido como formación) y/o humanos (personas cualificadas en la enseñanza del español como segunda lengua) para atajar una situación que lejos de ser esporádica es cada vez más común en el mundo que nos toca vivir.
El siguiente enlace nos lleva a unas pautas u orientaciones para la acogida sociolingüística del alumnado inmigrante http://www.educastur.es/media/publicaciones/orientaciones_acogida.pdf

Si nuestro objetivo es facilitar la incorporación de los niños que vienen de otros países que presentan desconocimiento de la lengua vehicular de la enseñanza para que se sientan seguros y participen plenamente en la vida escolar debemos cambiar la forma de hacerlo hasta ahora. Se debe abordar la situación con un plan de acogida real y eficaz. Lo ideal sería uno o dos docentes, según las necesidades del momento, itinerantes por los centros de acogida que pudieran reforzar y orientar al tutor. Para ello deberíamos contar con expertos en la materia y no meros números de lista de interinos para cubrir una vacante. Se debería partir de una evaluación inicial para determinar la competencia curricular y sociolingüística del alumno. En esto nos llevan años luz los asturianos, un enlance muy completo e interesante sobre lo mismo lo encontramos en http://web.educastur.princast.es/proyectos/acogida/index.php/2012-12-05-12-53-12/evaluacion-inicial.

La descrita es una solución encaminada a suprimir las barreras de aprendizaje con la que nos enfrentamos en la situación actual.